Resumen:
Indaga sobre la naturaleza del alma de los animales o “brutos”. Expone cinco posiciones al respecto que vienen desde la antigüedad entre ellas las concepciones aristotélicas y aquellas formuladas por Descartes y Gómez Pereira. Señala que la inmaterialidad del alma de los brutos, a decir de Balmes, no es un descubrimiento de la filosofía moderna, los escolásticos también la conocieron. Sostiene que los brutos tienen un alma inmaterial, que están dotados de la facultad de sentir, y de conocer pero sin llegar a lo racional. Concluye que los conocimientos del animal no son más que un débil remedo de los del hombre. No son comunicables, ni perceptibles, no son intelectuales, sino sensibles. Fuera del hombre, ningún animal tiene entendimiento; porque no obran cosas diversas y contrarias, como si fuesen inteligentes.