Abstract:
Indaga sobre los orígenes del lenguaje enfrentando dos posiciones aquella que afirma la revelación divina del lenguaje y aquella que sostiene la invención y transmisión del lenguaje. Argumenta que el lenguaje nada vale sin las ideas que significa y esa significación la ha producido la actividad humana, sin embargo también señala que no es posible probar directamente la imposibilidad de inventar y trasmitir el lenguaje. Sostiene que los defensores de la revelación del lenguaje se apoyan además en una prueba a posteriori. Objetan que más de una vez ha sucedido que colocados varios niños recién nacidos en un lugar solitario y aislados de los demás hombres, han alcanzado una edad madura sin haber proferido una sola palabra y siendo la situación de los primeros humanos semejante a este se debe presumir que tampoco ellos pudieron inventar el lenguaje. En contraposición, el autor de la tesis no niega que esos experimentos se hayan verificado, y que han dado el resultado indicado, pero sí niega la consecuencia que se quiere sacar de ellos. Considera que no se deduce de esos ejemplos que el primer hombre no inventó el lenguaje, puesto que es falso, que la situación sea semejante, debido a que los niños aislados eran cuidadosamente atendidos en sus necesidades materiales; les faltaba por tanto el estímulo que crea los esfuerzos, la necesidad, ese impulso que movió a los primeros hombres conduciéndoles a la invención del lenguaje y de todo aquello que forma su patrimonio.