Resumen:
Examina cuáles son las circunstancias que se deducen de admitir el egoísmo como principio de moralidad. Entre ellos están las que deduce el mismo Hobbes como por ejemplo: que el estado natural del hombre es la guerra, y que es justa y legítima la autoridad más déspota con tal que reduzca a sus súbditos a la obediencia pasiva de un esclavo. Al admitir este principio como norma de conducta se afirma que la bondad de las acciones consiste en utilidad que produzcan y como esta utilidad sólo puede ser conocida y apreciada por el individuo, él es el único juez de sus propios actos, con esto se sancionarían todos los delitos pues un criminal que fuese a ser castigado tendría perfecto derecho a decidir que no merecía ser castigado por acciones que el juzga que le eran muy útiles y como consecuencia debían ser buenas. Por otra parte este principio una vez admitido sería la negación de toda moral, el desorden reinaría la sociedad y variarían por completo las ideas de virtud, obligación, etc. así, por ejemplo: nosotros admitimos que el derecho es limitado y su límite es el derecho de los demás, pero según el egoísmo el derecho es ilimitado pues cada individuo tiene derecho a todo. Además admitido el egoísmo como móvil de las determinaciones humanas desaparecen la satisfacción moral y el remordimiento, la simpatía y la antipatía; la idea de mérito y la de demérito, la de premio y pena y por último la persuasión de que hay una vida futura. Así según el egoísmo será muy buena una acción que produzca gran provecho y sin embargo cuando se hace algo que produzca gran utilidad se puede experimentar placer, pero nunca satisfacción moral y tan cierto es eso que si se ha ganado con perjuicio de los demás, el placer va acompañado con el remordimiento.